Ensayo
El libre mercado puede no ser perfecto, pero es probablemente la mejor manera de organizar una economía
Se suele pensar que el capitalismo es un sistema económico en el que los agentes privados poseen y controlan la propiedad de acuerdo con su propio interés, y la oferta y la demanda fijan libremente los precios en los mercados de la forma más beneficiosa para la sociedad. La característica esencial del capitalismo es la motivación para obtener utilidades. Como dijo Adam Smith, el filósofo del siglo XVIII padre de la economía moderna, “No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”. En una transacción de intercambio voluntario, ambas partes tienen su propio interés en los resultados, pero ninguna puede obtener lo que quiere sin tener en cuenta lo que quiere la otra. Es este autointerés racional lo que puede llevar a la prosperidad económica. En una economía capitalista, los bienes de capital —como fábricas, minas y ferrocarriles— pueden ser de propiedad y control privados, la mano de obra se compra por salarios en dinero, las ganancias de capital corresponden a los propietarios privados, y los precios asignan el capital y el trabajo a usos que compiten entre sí (véase “Oferta y demanda”, F&D, junio de 2010). Aunque la base de casi todas las economías es hoy en día algún tipo de capitalismo, durante gran parte del siglo pasado este fue solo uno de los dos principales métodos de organización económica. En el otro, el socialismo, el Estado posee los medios de producción, y las empresas estatales procuran maximizar el bien social antes que las utilidades.
Pilares del capitalismo El capitalismo se basa en los siguientes pilares: • Propiedad privada, que permite a las personas poseer bienes tangibles, como tierras y viviendas, y activos intangibles, como acciones y bonos. • Interés propio, por el cual las personas persiguen su propio bien, sin considerar las presiones sociopolíticas. No obstante, el comportamiento descoordinado de esos individuos termina beneficiando a la sociedad como si, según aseveró Smith en 1776 en La riqueza de las naciones, estuviera conducido por una mano invisible. • Competencia, la cual, gracias a la libertad de las empresas para entrar y salir de los mercados, maximiza el bienestar social, es decir: el bienestar conjunto de productores y consumidores.
• Un mecanismo de mercado que determina los precios de forma descentralizada mediante interacciones entre compradores y vendedores; los precios, a su vez, asignan recursos, que naturalmente buscan la mayor recompensa, no solo por los bienes y servicios sino también por los salarios. • Libertad de elección con respecto al consumo, a la producción y a la inversión: los clientes insatisfechos pueden comprar productos diferentes; los inversores, emprender proyectos más lucrativos, y los trabajadores, dejar su empleo por una mejor remuneración. • Intervención limitada del Estado, para proteger los derechos de los ciudadanos privados y mantener un entorno ordenado que facilite el correcto funcionamiento de los mercados. Las diversas formas de capitalismo se distinguen por el grado en que funcionan esos pilares. En las economías de libre mercado, o de laissez-faire, los mercados operan con escasa o nula regulación. En las economías mixtas, donde se combinan los mercados y el Estado, los primeros tienen un papel dominante, pero están regulados en mayor medida por el segundo, para corregir sus fallas, como la polución y la congestión de tránsito; promover el bienestar social, y por otras razones, como la defensa y la seguridad pública. Actualmente predominan las economías capitalistas mixtas
Las fuerzas que suelen llevar al éxito del capitalismo también pueden provocar su fracaso.
El crecimiento económico en un régimen capitalista quizás haya superado con creces el de otros sistemas económicos, pero la desigualdad sigue siendo uno de sus atributos más controvertidos. ¿Es que la dinámica de acumulación de capital privado lleva inevitablemente a la concentración de la riqueza en menos manos, o que el equilibrio resultante de crecimiento, competencia y progreso tecnológico reduce la desigualdad? Los economistas han adoptado diversos enfoques para explicar la desigualdad económica. En el estudio más reciente se analiza una colección única de datos que se remontan al siglo XVIII para descubrir patrones económicos y sociales de importancia clave (Piketty, 2014), y se observa que en las economías de mercado contemporáneas la tasa de rentabilidad de la inversión con frecuencia supera al crecimiento general. Si esa discrepancia persiste, a valores compuestos, la riqueza en manos de los propietarios del capital aumentará mucho más rápidamente que otros tipos de ganancias (salarios, por ejemplo), para finalmente sobrepasarlos por amplio margen. Aunque ese estudio tiene tantos críticos como admiradores, ha sumado elementos al debate sobre la distribución de la riqueza en el capitalismo y ha reforzado en muchos la creencia de que una economía capitalista debe ser orientada en la dirección correcta por las políticas estatales y el público en general para garantizar que la mano invisible de Smith siga operando a favor de la sociedad.
Comentarios
Publicar un comentario